Las mascotas exploran el mundo a través de la boca y pueden acabar masticando cosas muy extrañas. Entonces, ¿qué tipos de alimentos humanos son adecuados para las mascotas? ¿Qué alimentos deben evitar? Utilice esta lista para hacerse una idea, y consulte siempre a su veterinario si cree que su mascota puede haber ingerido algo peligroso.
Uvas y pasas se han asociado con insuficiencia renal en perros y gatos.
Los plátanos aportan potasio, vitamina C, vitamina B6, manganeso, biotina y cobre. Los plátanos también tienen un alto contenido en azúcar, así que utilícelos más como golosina que como comida, y asegúrese de quitarles la cáscara.
Rica en fibra y proteínas, esta fruta es una gran fuente de vitaminas A y C. No alimente a su perro con el corazón o las semillas, ya que ambos contienen cianuro. También se recomienda evitar que los perros ingieran el tallo o las hojas.
Las manzanas son seguras para los gatos siempre que se eliminen de la manzana los tallos, las hojas y, sobre todo, las semillas.
Con fuertes propiedades antioxidantes, los arándanos se consideran un superalimento tanto para humanos como para perros.
Aunque los gatos no pueden detectar los sabores dulces, aprecian su textura húmeda y jugosa.
Las mascotas pueden comer un poco de melón y sandía de vez en cuando, pero asegúrate de quitarles las pepitas y evita darles de comer cualquier parte de la corteza, ya que puede provocar una obstrucción por cuerpo extraño.
La ingestión de cítricos puede provocar en las mascotas molestias gastrointestinales, vómitos y diarrea.
Los huesos de las cerezas contienen cianuro, que es tóxico para los animales domésticos. El fruto de la cereza se considera seguro. Las cerezas silvestres son más preocupantes, por lo que es mejor evitarlas por completo.
Los aguacates contienen persina, que puede causar molestias estomacales leves en los perros. La pancreatitis también es motivo de preocupación debido a su alto contenido en grasa.
Ambos pueden causar anemia y graves daños en los glóbulos rojos.
Las fresas son ricas en fibra y vitamina C. También tienen una enzima que puede ayudar a blanquear los dientes de tu perro.
Es poco probable que su gato quiera una, pero en pequeñas cantidades, las fresas pueden ser una excelente fuente de vitamina C, folato, potasio y manganeso.
Las zanahorias son un excelente tentempié bajo en calorías y un ingrediente habitual en la comida para perros, con un alto contenido en fibra y betacarotenos.
Las verduras como las zanahorias son seguras y ricas en vitaminas, pero no forman parte de la dieta carnívora natural de su gato.
Un tomate rojo y maduro es seguro para su mascota, pero las partes verdes de un tomate (incluyendo el tallo y las hojas) pueden contener toxinas peligrosas.
Aunque es rico en vitaminas y fibra, demasiado brécol puede provocar posibles problemas estomacales a tu perro.
Si su gato muestra interés, el brécol es una gran fuente de antioxidantes y fibra. Ofrézcaselo en pequeños bocados.
Los alimentos picantes pueden alterar el estómago y el tracto digestivo del perro, y la capsaicina de los alimentos picantes puede causar dolor en la boca de su mascota. Muchos alimentos picantes también llevan aditivos de ajo o cebolla (p. ej.: en polvo, picada) que son tóxicos para perros y gatos.
Tanto la cafeína como la teobromina son tóxicas para los perros. Cuanto más oscuro sea el chocolate, más peligroso. Cuidado con la adición de xilitol en muchos productos de chocolate.
El lúpulo puede ser muy tóxico para perros y gatos. Incluso la menor cantidad de alcohol o contenido fermentado puede ser tóxico para los gatos.
El queso y otros productos lácteos pueden alterar el sistema digestivo de su mascota, lo que podría provocar diarrea y alergias alimentarias. La aparición de moho en productos lácteos caducados puede contener micotoxinas tremógenas que pueden ser mortales y causar graves signos en el sistema nervioso central.
Su ingestión puede provocar una bajada de azúcar en sangre potencialmente mortal para el perro, así como daños en el hígado.
La levadura de la masa cruda puede provocar dilatación estomacal, con el consiguiente daño tisular y dificultad respiratoria. En algunos casos, la levadura en fermentación también puede provocar intoxicación etílica.
Mientras que el pan y la masa cocidos se consideran inofensivos para los gatos, la levadura cruda puede matar a un gato en cuestión de horas.
Desarrollado en colaboración con Pet Poison Helpline