¡Felicitaciones! Es el momento de llevar a casa a tu nuevo cachorro y tienes toda tu energía enfocada en iniciar un programa de entrenamiento de obediencia canina en casa, porque sabes lo importantes que son la socialización y la buena conducta para una mascota familiar.
Pero ¿Por dónde deberías empezar? O tal vez eres dueño primerizo y te preguntas ¿Cómo educar cachorros? No te preocupes, estamos para acompañarte en cada etapa de este proceso, recuerda que el entrenamiento para cachorros ayuda a formar un vínculo entre el perro y su nueva familia humana.
El entrenamiento de obediencia le ayuda a tu mascota a aprender su papel en tu familia y en el mundo. Le enseñará las habilidades que necesita para interactuar con otros perros y con las personas dentro y fuera de su hogar. El entrenamiento para cachorros es el primer paso para enseñar conductas sanas y evitar las negativas. A menudo los perros inician su entrenamiento aprendiendo órdenes simples, como "sentado" y "quieto", aunque más adelante se les puede impartir un entrenamiento más específico, como quedarse en una caja sin quejarse o cómo sentarse con paciencia sin rogar mientras la familia cena.
El entrenamiento para cachorros debería empezar tan pronto como ellos estén listos para moverse por el espacio y se aventuran a explorarlo. Sin embargo, es cierto que estarán más atentos y entenderán mejor las indicaciones alrededor de las 8 semanas de edad.
Esto dependerá de cada ejemplar, pues la facilidad para aprender nuevas órdenes y memorizarlas varía de un perro a otro. Es muy común que tras cumplir 4 meses estén lo suficientemente maduros como para ya tener una rutina y tratar de seguirla de acuerdo con unos comportamientos aprendidos gracias a la educación canina que le das.
La mejor parte de entrenar a tu cachorro en casa es que puedes personalizar tus esfuerzos a tu perro y tu estilo de vida. No hay habilidades correctas o incorrectas para comenzar. Lo más importante es enseñar las habilidades que necesitará para escuchar y seguir tus instrucciones durante su vida juntos. A continuación, te daremos algunas recomendaciones para el entrenamiento de obediencia canina para cachorros que puedes implementar durante las clases en casa.
Los cachorros por lo general están listos y dispuestos a aprender, así que es importante empezar a enseñarles inmediatamente después de traerlos a casa. Todo el tiempo que permitas las conductas negativas podría convertirse en un obstáculo para el aprendizaje de las nuevas órdenes, así que es mejor que tu cachorro empiece con la pata derecha.
Lo primero será asegurarte de que conozca su propio nombre, que entienda que al usar esa palabra te estás refiriendo a él. Ayuda si lo dices cuando lo estás acariciando, cuando le pides que venga, cuando lo buscas por la casa, juegas con él o cuando lo alimentes. Una vez lo tenga aprendido y responda cuando lo llames ya podrás usarlo para empezar con el entrenamiento.
Los cachorros no tienen períodos de atención muy largos, así que trata de que todas las sesiones de entrenamiento para cachorros sean cortas. Te recomendamos practicar una orden durante cinco minutos seguidos y retomarla más adelante cuando se presente la oportunidad fuera del entrenamiento. Tu perro solo puede hacer una cosa a la vez, así que enfócate en una habilidad y sigue adelante una vez que tu cachorro la domine. Siempre debes terminar la sesión de manera positiva para que tu perro se sienta emocionado con la siguiente sesión.
Cuando ibas a la escuela de niño, ¿qué te ayudaba a aprender a deletrear palabras y las tablas de multiplicar? ¡La práctica! La constancia es esencial para entrenar a tu nuevo cachorro. No solo necesita seguir practicando las órdenes una y otra vez contigo, sino que necesita que tengas una estrategia constante.
Esto significa que siempre refuerces el entrenamiento, incluso cuando estés cansado u ocupado. Por ejemplo, si estás preparando la cena y tu perro te da la señal de que necesita salir para orinar, apaga el horno y sácalo de inmediato. Usa la misma dinámica cuando le enseñes conceptos simples, como "sentado", "quieto", o "no". Esto ayuda a reforzar que cada palabra se relacione con una orden específica que quieres que cumpla.
Sin duda quieres que tu cachorro pueda responder correctamente en diversas situaciones y lugares, así que ten cuidado de no limitar el entrenamiento a una sola habitación de la casa o a una esquina del patio.
Practica las órdenes en la casa, el patio trasero, el patio delantero, el vecindario circundante, el bosque, el parque y cualquier otro lugar que visites con tu mascota. Las nuevas áreas tienen diferentes olores y ruidos que pueden distraerlo y debes asegurarte de que tu perro pueda hacer todo lo que ha aprendido con la educación canina en distintos ambientes.
Del mismo modo, aunque es útil que haya un adulto identificado como el líder de la manada, tu perro también debe ser entrenado por todos los miembros de la familia. Una parte del entrenamiento de obediencia canina para cachorros es simplemente aprender su lugar en el orden de la manada, así que todos deben participar. Esto además le enseña a tu mascota a seguir las órdenes de todos los humanos y no solo las de un líder.
Los perros se motivan mucho con elogios y recompensas. Crea asociaciones positivas para tu cachorro cuando cumpla tus órdenes, por ejemplo, elogiando verbalmente, dándole un poco de comida o premios saludables. Las recompensas no solo hacen que el entrenamiento sea más divertido para tu mascota, sino que le dan una meta para esforzarse. Asegúrate de que los premios no representen más del diez por ciento de la ingesta calórica diaria para que no aumente de peso innecesariamente.
Los perros se sienten motivados al complacer a sus dueños, pero también (igual que los humanos) buscan oportunidades de recibir elogios y recompensas. Así que la respuesta a cómo educar a tu cachorro recae en gran parte en los premios y la asociación positiva. Solo asegúrate de eliminar gradualmente los premios una vez que empiece a dominar una orden en particular. Eso le dará la confianza para cumplir las órdenes por sí solo y le enseñará que no todas las buenas acciones terminan con un bocadillo.