Son robustos y musculosos, y se presentan en dos variedades: estándar y miniatura. La versión estándar alcanza unas 22 pulgadas de altura y un peso máximo de 60 libras (27 kilogramos). La versión miniatura mide un máximo de 14 pulgadas de altura y pesa hasta 33 libras (15 kilogramos). La característica física más distintiva del Bull Terrier es su cabeza, que tiene forma de huevo y es plana en la parte superior. Los ojos son pequeños, oscuros y muy juntos. Las orejas son puntiagudas. El cuerpo es ancho y la espalda corta y fuerte. Los Bull Terrier tienen una cola de longitud media. El pelaje del Bull Terrier es corto y denso, y puede ser blanco, negro, atigrado, rojo, leonado o tricolor. Se considera que estos perros mudan el pelo de forma regular. Viven entre 10 y 12 años.

Los bull terriers son dóciles, cariñosos y juguetones con sus familiares. También son mascotas leales que protegerán a la familia. Como con cualquier raza grande o resistente, es fundamental tomar las precauciones adecuadas con extraños, niños y otros animales. Si sus dueños no les dan suficiente ejercicio y atención, los bull terriers pueden ser destructivos.

Debido a que la raza es fuerte y algunos miembros pueden tener tendencias agresivas, los Bull Terriers deben ser entrenados en obediencia. También deben ser socializados cuidadosamente desde pequeños. La socialización requiere exposición frecuente y supervisada a otras personas y mascotas del vecindario. Con una socialización y un entrenamiento adecuados, los Bull Terriers son excelentes mascotas familiares. Sin embargo, probablemente no sean una buena opción para dueños principiantes, ni se recomiendan para hogares con otras mascotas o niños irresponsables. Los Bull Terriers deben ejercitarse a diario en un patio cercado o con paseos con correa, y no se les debe permitir correr libremente, incluso si están entrenados y socializados. Debido a su complexión robusta, se debe tener cuidado de no sobrealimentarlos, ya que pueden desarrollar obesidad fácilmente.

Los bull terriers se desarrollaron en Inglaterra durante el siglo XIX. Alrededor de 1835, un cruce entre el antiguo terrier inglés y el bulldog dio origen al bull terrier. Cruces posteriores con el pointer español, e incluso más tarde, con el terrier inglés blanco y el dálmata, dieron lugar a un perro blanco, elegante y resistente. A mediados del siglo XIX, la versión blanca de la raza, conocida como "cavalier blanco", se convirtió en una mascota favorita de la alta burguesía. Los cruces con el staffordshire bull terrier reintrodujeron el color alrededor de 1900. Hoy en día, los bull terriers son más dóciles que sus ancestros, pero siguen siendo perros fuertes e intrépidos. Son principalmente mascotas familiares, pero no son adecuados para muchas familias.