El bulldog francés no es simplemente un bulldog miniatura. Su característica más notable es la oreja de murciélago, que se presenta de forma natural y nunca se corta ni se altera. Otro rasgo característico de la raza es su cráneo, plano entre las orejas. El bulldog francés es un perro compacto y musculoso con un pelaje corto y liso. Los colores comunes de la raza incluyen el leonado, el blanco y variedades de atigrado. Los machos y las hembras pesan entre 25 y 27 kg.

El bulldog francés es un perro doméstico tranquilo que necesita atención. ¡De hecho, la exige! Es ideal para hogares con una sola persona, ya que puede competir con otros miembros de la familia por su atención. El bulldog francés no ladra mucho, solo cuando encuentra un motivo real de excitación.

Un bulldog francés se adapta a cualquier tipo de vivienda. Esta raza es ideal para la vida urbana, ya que no requiere un gran jardín. No está hecho para correr, pero siempre está dispuesto a dar un paseo rápido. No necesita mucha comida y su pelaje corto es fácil de mantener limpio. Las arrugas faciales deben limpiarse con regularidad. El bulldog francés resopla y ronca, pero de alguna manera esto forma parte de su atractivo. Prefiere pasar el tiempo en casa, recibiendo toda la atención.

A principios del siglo XIX, los trabajadores del encaje de Normandía, procedentes de Inglaterra, partieron a Francia en busca de trabajo. Llevaron consigo bulldogs más pequeños para tenerlos en las granjas como compañeros y para ahuyentar a las ratas. En estas comunidades agrícolas del norte de Francia, la popularidad de este perro resistente creció rápidamente. De hecho, los criadores de bulldogs establecidos en Inglaterra se alegraron de perpetuar esta "nueva" raza vendiendo sus perros de tamaño pequeño a los franceses. El perro es ampliamente conocido como un compañero doméstico muy de moda, mantenido por la clase alta y la realeza. Un bulldog francés, asegurado por la increíble suma (en aquel entonces) de 750 dólares, viajó a bordo del Titanic. A finales del siglo XIX y principios del XX, el bulldog francés era considerado un perro de la alta sociedad; la raza aún atrae a quienes aprecian las cosas buenas de la vida.