Los galgos son una de las razas de perros más antiguas, con más de 8000 años de antigüedad, provenientes de pinturas rupestres y artefactos del antiguo Egipto. Existen diversas explicaciones sobre el origen del nombre "galgo". Una sugerencia es que el galgo original era mayoritariamente gris. Otra explicación es que el nombre proviene del inglés antiguo "grei", que significa perro, y "hundr", que significa cazador. El nombre también podría provenir del término "Greekhound", ya que el perro llegó a Inglaterra a través de los griegos. Sea cual sea el origen del nombre, el galgo sigue siendo hoy el mismo perro noble representado en el arte y la literatura a lo largo de la historia. Esta raza se ha asociado desde hace mucho tiempo con la realeza. De hecho, desde el siglo XI hasta el XIV, la ley inglesa decretó que ninguna persona "vil" podía tener un galgo. Durante miles de años, los galgos se criaron para cazar, dejando atrás a sus presas. El galgo, la raza de perro más rápida, puede alcanzar velocidades de más de 64 kilómetros por hora. El perro también es muy elegante y atlético, con la capacidad de maniobrar con facilidad y anticipar cada movimiento de su presa.
La crianza y el manejo cuidadosos y continuos a lo largo de los años han convertido al galgo en un compañero sumamente inteligente y cariñoso. Con la llegada de las carreras de galgos en pista, así como de las exhibiciones caninas, la raza se dividió en razas de exhibición y de carreras, siendo estas últimas, con mucho, las más comunes. En los últimos años, un esfuerzo concertado para encontrar hogares para galgos de carreras retirados ha aumentado la apreciación del público sobre el gran potencial de la raza como mascota.