Esta cresta se forma por el pelo que crece en dirección opuesta al resto del pelaje. Comienza justo detrás de los hombros y continúa hasta justo antes de las caderas. Al comienzo de esta cresta se encuentran dos coronas idénticas (verticilos) directamente opuestas. El Rhodesian Ridgeback es un perro fuerte, musculoso, equilibrado y atlético. Es capaz de una gran resistencia y una velocidad considerable. Los machos miden entre 63 y 68 cm (85 libras, 38 kilogramos) y las hembras entre 61 y 66 cm (70 libras, 32 kilogramos). Conocido por su temperamento sereno y digno, el Rhodesian Ridgeback es devoto y cariñoso con su amo y reservado con los extraños. El color del Rhodesian Ridgeback varía del trigo claro al trigo rojizo. Se permite un poco de blanco en el pecho y los dedos, pero no es deseable un exceso de blanco en esas zonas, el vientre o por encima de los dedos.

El Rhodesian Ridgeback ha ganado muchos admiradores por sus cualidades innatas. La raza posee muchas de las características generalmente asociadas con los sabuesos, pero es algo más resistente que la raza típica de sabueso. El Ridgeback tiene un temperamento tranquilo y apacible, y rara vez ladra. Aunque puede dar la impresión de ser un sabueso grande y perezoso, el Rhodesian Ridgeback puede ser una presencia amenazante. Este perro fue criado para cazar y ser un protector familiar. El Ridgeback es fácil de entrenar y tiene una docilidad superior a la media. Debido a sus habilidades innatas como guardianes, los Ridgebacks no deben entrenarse como perros de protección. Su instinto protector natural debe someterse a un entrenamiento de obediencia elemental para su control.

Los Ridgebacks de Rodesia son perros extremadamente tolerantes y excelentes compañeros. Son animales gregarios que disfrutan de la compañía de otros perros; sin embargo, las familias deben tener cuidado con tener varios perros machos en un hogar, ya que esto puede provocar luchas de dominio. Estos perros pueden llevarse bien con los gatos si se crían con ellos. Son buenos con los niños, pero tanto el niño como el perro deben aprender a comportarse el uno con el otro. Debido a su tamaño, los Ridgebacks más jóvenes y excitables pueden derribar a niños pequeños accidentalmente. Los Ridgebacks son protectores de los niños y otros miembros del hogar. Son excelentes perros guardianes y protectores familiares por naturaleza, pero necesitan saber que su cuidador está al mando. Los Ridgebacks no son ladradores, pero estarán atentos a cualquier cosa inusual. Son perros atléticos, pueden trepar y su curiosidad natural puede dominarlos cuando hay algo interesante al otro lado de la cerca. No son excavadores naturales, pero pueden crear cuevas frescas en el jardín durante el verano si se dejan sin supervisión. Los perros crestados de Rodesia son extremadamente limpios, con poco olor y mínima muda. Se les puede llamar fáciles de cuidar en cuanto a comida, pero es posible que deba controlar su consumo de calorías para evitar que coman en exceso y se vuelvan obesos.

El Rhodesian Ridgeback, a menudo llamado Sabueso Africano del León, es originario de Sudáfrica. La historia de la raza se remonta al siglo XVI, cuando los primeros europeos exploraron el interior en el Cabo de Buena Esperanza. Allí descubrieron que las tribus hotentotes convivían con un perro semidomesticado con pelo a lo largo de la columna vertebral, que crecía hacia atrás. Esto es lo que ahora llamamos "cresta". El Rhodesian Ridgeback fue criado por los granjeros bóer para satisfacer sus necesidades de un perro de caza en las tierras salvajes de África. Necesitaban perros que pudieran levantar la presa, abatir presas heridas de mayor tamaño y proteger sus granjas de merodeadores y animales salvajes por la noche. Los granjeros también necesitaban un perro que pudiera soportar los rigores de la sabana africana, soportar los cambios drásticos de temperatura, desde el calor del día hasta las gélidas temperaturas nocturnas, tener el pelo corto para evitar las garrapatas en la maleza y que pudiera pasar 24 horas sin agua. Este perro también debía ser compañero y protector de su esposa e hijos. En 1922, un grupo de criadores de Zimbabue estableció un estándar para el Rhodesian Ridgeback que prácticamente no ha cambiado hasta la fecha. Varios ejemplares excepcionales fueron traídos a Estados Unidos a principios de la década de 1950 y, para 1955, el Rhodesian Ridgeback era la raza número 112 admitida en el American Kennel Club.