Los lebreles necesitan espacio para estirarse, ya sea durmiendo en una cama o corriendo en el campo. Como con cualquier perro excepcionalmente grande, los dueños deben considerar los altos costos de alimentación, medicamentos y alojamiento que conllevan. No es justo tener un lebrel y esperar que se esconda en un mundo en miniatura. Después de todo, esta raza evolucionó viviendo en castillos y corriendo en grandes extensiones. La naturaleza relajada de los lebreles escoceses significa que se conforman con holgazanear la mayor parte del día. Sin embargo, su herencia corredora exige que tengan la oportunidad de esforzarse al máximo una vez al día. Pero cuidado: su herencia cazadora exige extremar las precauciones al ejercitarlos, ya que tienden a perseguir cualquier cosa que se mueva. Como la mayoría de los lebreles, esperan que los coches se detengan cuando pasan corriendo delante de ellos. Los lebreles disfrutan del clima frío y a menudo se tumban sobre superficies duras y frías. Este hábito tiende a producir callos que no cicatrizan fácilmente. El pelaje del lebrel escocés no muda, pero necesita cepillado o peinado semanal, y los pelos muertos deben arrancarse a mano dos veces al año. La barba tiende a gotear después de beber, por lo que debe lavarse con frecuencia.
Como todas las razas muy grandes, los lebreles escoceses no suelen ser longevos, con una media de ocho a once años.